lunes, 11 de octubre de 2010

EL AMOR

Siento los latidos incesantes de mi corazón, aquellos que un día despertaron de su agónica tristeza. Un mundo nuevo, de colores vivos y sensaciones maravillosas, alienta mis pasos, antes grises y nublados por el desaliento. ¿Qué tiene el amor que cambia la existencia del más esquivo? ¿Quiénes mueven los hilos para que no le ignoremos?
Poetas de todos los tiempos se rinden ante él, como amantes que sucumben a la embriaguez del placer; creando versos que alimentan su ego para toda la eternidad. Pero, si no fuera así, ¿podríamos vivir?
Yo sólo sé que sus alas blancas me aprisionan y que su cálido aliento reaviva ese órgano, antaño coronado de espinas y acorazado, que con regocijo hoy vuelve a latir.

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