miércoles, 13 de octubre de 2010

EL ESPEJO

EL ESPEJO
I Premio del I Certamen literario de terror “El arte de la literatura”.
            Emily Baker encontró el antiguo tocador en la buhardilla. Lo llevó a su habitación y, tras limpiarle la suciedad y barnizarlo, éste quedó como nuevo. Una noche, mientras se desmaquillaba, oyó una insinuante voz que salía del ovalado espejo… Aterrorizada se levantó del banquito en el que se sentaba.
-¡No te asustes, Emily! No voy a hacerte ningún daño…
-¿Quién eres? –preguntó con el miedo dibujado en su semblante.
-Alguien que te quiere convertir en la mujer más hermosa de Londres…
-¿Y cómo lo harás? –inquirió intrigada.
-¡Mírate! –le ordenó la voz.
            Lo hizo y, fascinada, contempló la imagen que le devolvía el cristal. Allí no estaba la fea e insulsa Emily Baker que todos conocían. ¡No! La joven que sonreía seductoramente era la que siempre había deseado ser…
-¿Me crees ahora, Emily?
-Sí, te creo… Pero, ¿cómo es posible?
-Yo puedo conseguirlo todo… Si quieres que todos te vean así, deberás entregarme algo a cambio…
-Mi padre tiene mucho dinero, él te dará todo lo que le pidas.
-En unos días te lo diré, Emily…
-Gracias… -pronunció emocionada.
            Una espeluznante carcajada brotó de la ovalada luna, pero Emily no pareció darse cuenta de ello…
            -¡No hay en esta ciudad mujer más bella que yo! –exclamaba con gesto narcisista Emily Baker cada vez que se contemplaba en el espejo. Su padre, el acaudalado banquero William Baker, se sentía muy orgulloso de su única hija. Las invitaciones para asistir a bailes y convites se acumulaban en la vivienda familiar y muchos aspirantes a convertirse en el esposo de la heredera enviaban regalos a los Baker.
            Una madrugada, después de volver de una de esas fiestas, Emily se encontraba sola en su cuarto. Alguien la llamó:
-¡Emily!
Sonriente se sentó en el escabel y preguntó:
-¿Qué quieres, querido espejito?
-Quiero que me entregues tu alma…
            Ella dudó unos instantes, pero luego interpeló:
-Si lo hago, ¿seguiré siendo tan bella?
-Sí.
-Tuya es…
            El grito desgarrador que se oyó en toda la casa asustó hasta al gato que se hallaba en la cocina. Los criados y el señor Baker acudieron rápidamente a la habitación de Emily. La encontraron inmóvil en el suelo. Llamaron al doctor, pero éste no supo decir qué le había ocurrido…
Han pasado veinte años desde entonces y Emily Baker permanece acostada en su lecho. Una sonrisa permanente se dibuja en su macilento rostro; sin embargo, todas las noches se escuchan ruidos y alaridos en la alcoba… Nadie ve a la joven que golpea insistentemente el cristal del espejo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario